La FINA se reunirá con Speedo para que el polémico bañador LZR Racer, con el que se han batido 13 récords mundiales en un mes y medio, esté disponible para todos los nadadores Al hombre de Vitrubio le ha dado por la natación y la firma británica Speedo ha sido la primera en ponerle el traje de baño. En la prehistoria de la tecnología, Leonardo da Vinci se sirvió de lápiz, tinta y unas cuantas relaciones matemáticas para representar el canon de las proporciones humanas. La perfección del cuerpo. Cinco siglos después, el nadador estadounidense Michael Phelps (seis medallas de oro y dos de bronce en los Juegos de Atenas 2004) se presentó, brazos y piernas extendidas, como la reencarnación de ese hombre en la presentación del nuevo bañador de Speedo, el LZR Racer, en febrero, diseñado en colaboración con la NASA.
Por aquel entonces, nadie podía imaginar la catarata de comentarios, críticas y suspicacias que han surgido en torno al LZR Racer. Desde que empezó su comercialización, hace un mes y medio, se han batido 14 récords del mundo -seis, en los Europeos de Eindhoven (Holanda) que terminaron el lunes; el resto, logrados en Estados Unidos y en los campeonatos nacionales de Australia-. En 13 ocasiones, el nadador vestía ese bañador. Los excelentes resultados obtenidos con el LZR Racer han puesto en alerta a los representantes de la Federación Internacional de Natación (FINA). Sus dirigentes han anunciado que se reunirán con el fabricante el próximo mes. Sobre la mesa, dos cuestiones: ¿cuál es el grosor del bañador y qué ventajas puede proporcionar?; y, en caso de no prohibir su uso -la FINA dio su aprobación al modelo el año pasado-, ¿estaría disponible para todos los nadadores antes de los Juegos Olímpicos?
Más allá de discusiones tecnológicas, la principal preocupación de la FINA es su accesibilidad. Que todos los atletas estén en igualdad de condiciones. El bañador de Speedo cuesta 440 euros. Un precio inasequible para las federaciones más pobres. "Nuestra prioridad es que el bañador sea accesible para todo el mundo, porque toda innovación tecnológica tiene que estar al alcance de todos", afirmó Cornel Marculescu, director ejecutivo de la FINA. Kieren Perkins, ex campeón olímpico de 1.500m libre, apunta en la misma dirección: "No tengo problemas con los avances tecnológicos, pero creo que van a causar más daño que progresos al dividir a los competidores entre aquellos que pueden [adquirir el bañador] y los que no".
"El bañador más rápido del mundo", como lo definen los responsables de Speedo, es en esencia el mismo bañador que la empresa británica presentó en 2004 y que también describió como "el más rápido", sólo que ahora consta de tres piezas en lugar de 30, ensambladas con ultrasonidos. Sin costuras. Los tejidos empleados repelen el agua, proporcionan elasticidad y reducen la resistencia al agua en un 10% respecto al modelo anterior. Pero, ¿cómo? "El bañador está reforzado en las partes del cuerpo menos tensadas y que ofrecen mayor resistencia, como los glúteos y la parte posterior del muslo", explica Blanca de la Fuente, responsable de biomecánica del Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, "de tal forma que comprime esas zonas y el agua fluye con mayor facilidad". Además, reduce las oscilaciones entre los músculos y la piel, lo que favorece el deslizamiento. Aunque también tiene sus puntos débiles. "Se rompen con bastante facilidad", explica Joan Fortuny, entrenador de Erika Villaecija y Rafael Muñoz, medallistas en los Europeos. Éste rompió sus dos bañadores y sus compañeros de equipo tuvieron que prestarle uno.
De la Fuente reconoce que en algunos momentos de la carrera, un bañador como el LZR Racer puede arañar centésimas al crono. "Sobre todo en la salida y los virajes, cuando la posición del cuerpo ofrece mayor resistencia al agua. Ahí se pueden ganar unas centésimas que pueden significar entrar en una final o quedarte fuera". O batir un récord del mundo. La semana pasada, en los europeos de Eindhoven, el francés Alain Bernard lo logró en dos ocasiones, llevando el polémico bañador. Con los Juegos de Pekín a la vista, cualquier mejora tecnológica puede transformarse en una medalla. "Pero hay que tener un entrenamiento, una preparación y una técnica para conseguir plusmarcas mundiales. El bañador no lo consigue por sí solo", remacha De la Fuente.
Todos los españoles vistieron el nuevo modelo de Speedo en los Europeos de Eindhoven, ya que la Federación española tiene un acuerdo con la marca. "Sólo es un bañador más", dice Fortuny. "Todo cuestión de marketing. Dentro de poco seguro que otras marcas presentan el suyo", asegura tajante. Y no anda desencaminado. La firma Arena ya ha lanzado su nuevo modelo R-Evolution de una sola pieza y sin costuras, mientras que Adidas también prepara un bañador de similares características para los Juegos. La eficacia del LZR Racer quedó patente en Eindhoven. Pero la controversia continúa. Los Mundiales en piscina corta que se celebrarán en abril en Manchester (Reino Unido) serán el examen final.
fuente: El País (edición digital)