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CUERPOS AL LÍMITE
Algunas actividades y deportes ponen al ser humano al borde de su propia supervivencia


Correr 245 kilómetros por las tórridas arenas del desierto del Sáhara en sólo seis días, pedalear durante una veintena de días para recorrer más de 3.500 kilómetros, soportar un viraje brusco a 1.500 kilómetros por hora –a bordo de un caza de combate que vuela a 18.000 metros–, escalar un pico de más de 8.000 metros o pasar tres meses durmiendo en periodos de tres horas a bordo de un velero que da la vuelta al mundo, no son hazañas al alcance de cualquiera.

Para realizar algunas de estas actividades, que ponen a prueba los límites de resistencia del cuerpo humano, hace falta tener una salud de hierro o un físico perfecto. En algún caso, como ocurre con las carreras de ultrafondo o la alta montaña, tiene más importancia la determinación y la voluntad, pero estar en forma es siempre esencial. Es el caso de los más de 800 corredores, de edades comprendidas entre los 18 y los 71 años –entre ellos, el ex futbolista Luis Enrique–, que han participado en el Maratón de Las Arenas, una extenuante prueba de ultrafondo que concluyó el pasado día 7, tras un recorrido de 245 kilómetros por las dunas del desierto del Sáhara.“Para el ultrafondo no hace falta un físico especial, pero sí determinadas condiciones”, explica el atleta José María González Muñoz, de 43 años, campeón de Europa de 100 Kilómetros en 2006 y campeón de España de maratón en 1999. Tras 20 años corriendo, lo tiene claro. Para participar en carreras de ultrafondo, “el requisito es haberte preparado bien”; y aún así, dice, este tipo de carreras acaban pasando factura: “Muchas veces no es lo que haces, sino las condiciones en las que lo haces”. Es el caso de la citada prueba africana.

El reto de los 100 kilómetros

En pruebas como los 100 Kilómetros, que suponen un esfuerzo continuado durante muchas horas –González Muñoz ganó el Campeonato de Europa con 6 horas y 23 minutos– sufren principalmente las articulaciones y los músculos, además del riñón y el hígado, que se encuentran con dificultades para realizar su función. Es habitual que tras una carrera de este tipo, el color de la orina sea anormalmente oscuro. No obstante, según este atleta, el ultrafondo es “menos traumático” que el maratón, que consta sólo de 42,195 kilómetros, porque el ritmo es inferior. Pero al día siguiente las consecuencias son peores. “Después de un maratón, aún tienes vida, pero tras 100 kilómetros, te quedas sin fuerzas, llegas al agotamiento total de la musculatura”, explica González Muñoz.

fuente: Publico.es (A.Gonzalez). Si quieres leer el artículo completo, pincha aquí