LA MAREA AZUL DEL DELTA AFRONTA SU PRIMER 'GRAN RETO' COLECTIVO DE LA TEMPORADA
Arboles y Castillos ya está aquí
Arboles y Castillos ya está aquí
Los próximos días 18 y 19 de octubre se celebrará la III Carrera de los Árboles y Castillos, prueba que ha tenido tal progresión que ha llevado a Correcaminos a elevar el límite de equipos inscritos a 60. Las dos anteriores convocatorias se cerraron con censos de 26 y 42.
Desde la primera, celebrada en el solsticio de verano de 2006, fue manifiesto el interés que despertó en los corredores populares esta novedosa prueba de correr por equipos y relevos, que rescataba en el corredor solitario el olvidado espíritu de equipo y lo hacía en una comarca como El Camp de Túria, que con la diversidad de sus panoramas, campo, monte y río, ofrecía el escenario ideal para sus gestas deportivas. Todos dieron por hecho que la carrera debía tener una continuidad y sólo solicitaron a la organización el cambio de fecha, al otoño, para mitigar el calor del verano.
La comarca del Camp de Túria se encontraba con una prueba en la que todos sus municipios tenían su protagonismo, pero si contamos con detalle echaremos en falta dos, Domeño y San Antonio de Benagéber, que aun dando la circunstancia de no pertenecer a la Mancomunidad, deberían integrarse a la carrera, algo a lo que no se ha opuesto la Mancomunidad y que no supondría mayores problemas a la organización. Personalmente abogo por ello y así espero que suceda en la cuarta carrera.
El porvenir de la carrera. La carrera tiene un futuro prometedor, pero para llegar a su consolidación y adquirir el marchamo de clásica tienen que comprometerse en ella todos y cada uno de los municipios y considerarla en sus presupuestos. La organización no puede anclarse y debe evolucionar hasta encontrar la logística adecuada que haga la prueba cada vez más funcional. En la presente edición, la carrera, bajo la responsabilidad de Ricardo Íñiguez, evita viarios muy transitados y deriva a pistas, sendas y caminos que, aun aceptando algunas como farragosas, las debatidas zonas rojas, lo cierto es que le dan a la carrera un carácter de aventura, de expedición. Los corredores que han entrenado por ellas son sus primeros valedores. El reglamento va siendo ajustado a la singular característica de esta competición.
La topoguía, todo un acierto. Aclaremos a los profanos qué es la topoguía. La topoguía es el libro blanco de la prueba; en ella está reseñado todo lo que quiera saber de la carrera, kilometrajes, horarios, pasos, altimetría. A su confección ha dedicado tiempo y talento Íñiguez. Aporta también páginas informativas sobre cultura, historia y botánica de cada municipio escritos por Miguel Perles y yo mismo, y un prólogo de César San Matías. Los corredores tienen en ella un cuaderno de bitácora de esta travesía y los municipios un vehículo de publicidad de primer orden.
Que nadie se llame a engaño. El reglamento se ha redactado para ser cumplido y tanto la organización como los jueces lo aplicarán con el máximo rigor, por lo que se ruega a los corredores que sigan sus predicamentos estrictamente y vayan provistos de documentos de identidad: esto es una carrera, no una verbena, no se va a dar oportunidad a los piruleros ni a que nadie corra por otro. Quien corre debe aceptarlo. Dura lex sed lex. Dura es la ley, pero es la ley.
Lo que cambia y lo que permanece. Siguen perdurando las trece etapas, pero su orden es muy diferente al del pasado año. El privilegio de la salida oficial le ha sido otorgado a Casinos y el final de la primera jornada a Bétera. La salida de la segunda jornada a Loriguilla (que está dispuesta a repetir su xocolatada) y la meta final será en el hermoso Parc de Europa de L'Eliana.
Las etapas quebrantahuesos, con sus temidas zonas rojas que pueden determinar el resultado final y a las que recomendamos acudir calzados con zapatillas de montaña y tener la humildad de andar para evitar porrazos por barrancos y sendas rampantes, son la 4.ª, Serra-Náquera, y la 8.ª, Vilamarxant- Riba-Roja, así que cuidado con los rollings stones y suerte.
Los delegados deberían inspeccionar las etapas y determinar con acierto la más adecuada para cada corredor. Ya que hemos hablado de las más duras, citaré las más cómodas y planas: la 13.ª, Benisanó-L'Eliana; la 12.ª, Marines-Benisanó, y la 6.ª, Pi de la Bassa-Bétera.
Agradecimientos obligados. Comencemos por la Policía Local de todos y cada uno de los municipios, profesionales ejemplares que han querido recorrer, junto a los organizadores, el itinerario en su término, corteses, amables y deferentes en todo momento, al igual que la Guardia Civil de Tráfico y Protección Civil y toda esa legión anónima de voluntarios en la sombra, estoicos en sus misiones en los lugares más lejanos y abruptos, en los peligrosos cruces de carreteras olvidadas, sin los que esta carrera, copiada de la que corrí en Gales para llevarla a mi Camp de Túria, un sueño ahora real, no habría sido posible. Quiero decirlo alto y fuerte.
Fuente: Las Provincias (Toni Lastra)
Desde la primera, celebrada en el solsticio de verano de 2006, fue manifiesto el interés que despertó en los corredores populares esta novedosa prueba de correr por equipos y relevos, que rescataba en el corredor solitario el olvidado espíritu de equipo y lo hacía en una comarca como El Camp de Túria, que con la diversidad de sus panoramas, campo, monte y río, ofrecía el escenario ideal para sus gestas deportivas. Todos dieron por hecho que la carrera debía tener una continuidad y sólo solicitaron a la organización el cambio de fecha, al otoño, para mitigar el calor del verano.
La comarca del Camp de Túria se encontraba con una prueba en la que todos sus municipios tenían su protagonismo, pero si contamos con detalle echaremos en falta dos, Domeño y San Antonio de Benagéber, que aun dando la circunstancia de no pertenecer a la Mancomunidad, deberían integrarse a la carrera, algo a lo que no se ha opuesto la Mancomunidad y que no supondría mayores problemas a la organización. Personalmente abogo por ello y así espero que suceda en la cuarta carrera.
El porvenir de la carrera. La carrera tiene un futuro prometedor, pero para llegar a su consolidación y adquirir el marchamo de clásica tienen que comprometerse en ella todos y cada uno de los municipios y considerarla en sus presupuestos. La organización no puede anclarse y debe evolucionar hasta encontrar la logística adecuada que haga la prueba cada vez más funcional. En la presente edición, la carrera, bajo la responsabilidad de Ricardo Íñiguez, evita viarios muy transitados y deriva a pistas, sendas y caminos que, aun aceptando algunas como farragosas, las debatidas zonas rojas, lo cierto es que le dan a la carrera un carácter de aventura, de expedición. Los corredores que han entrenado por ellas son sus primeros valedores. El reglamento va siendo ajustado a la singular característica de esta competición.
La topoguía, todo un acierto. Aclaremos a los profanos qué es la topoguía. La topoguía es el libro blanco de la prueba; en ella está reseñado todo lo que quiera saber de la carrera, kilometrajes, horarios, pasos, altimetría. A su confección ha dedicado tiempo y talento Íñiguez. Aporta también páginas informativas sobre cultura, historia y botánica de cada municipio escritos por Miguel Perles y yo mismo, y un prólogo de César San Matías. Los corredores tienen en ella un cuaderno de bitácora de esta travesía y los municipios un vehículo de publicidad de primer orden.
Que nadie se llame a engaño. El reglamento se ha redactado para ser cumplido y tanto la organización como los jueces lo aplicarán con el máximo rigor, por lo que se ruega a los corredores que sigan sus predicamentos estrictamente y vayan provistos de documentos de identidad: esto es una carrera, no una verbena, no se va a dar oportunidad a los piruleros ni a que nadie corra por otro. Quien corre debe aceptarlo. Dura lex sed lex. Dura es la ley, pero es la ley.
Lo que cambia y lo que permanece. Siguen perdurando las trece etapas, pero su orden es muy diferente al del pasado año. El privilegio de la salida oficial le ha sido otorgado a Casinos y el final de la primera jornada a Bétera. La salida de la segunda jornada a Loriguilla (que está dispuesta a repetir su xocolatada) y la meta final será en el hermoso Parc de Europa de L'Eliana.
Las etapas quebrantahuesos, con sus temidas zonas rojas que pueden determinar el resultado final y a las que recomendamos acudir calzados con zapatillas de montaña y tener la humildad de andar para evitar porrazos por barrancos y sendas rampantes, son la 4.ª, Serra-Náquera, y la 8.ª, Vilamarxant- Riba-Roja, así que cuidado con los rollings stones y suerte.
Los delegados deberían inspeccionar las etapas y determinar con acierto la más adecuada para cada corredor. Ya que hemos hablado de las más duras, citaré las más cómodas y planas: la 13.ª, Benisanó-L'Eliana; la 12.ª, Marines-Benisanó, y la 6.ª, Pi de la Bassa-Bétera.
Agradecimientos obligados. Comencemos por la Policía Local de todos y cada uno de los municipios, profesionales ejemplares que han querido recorrer, junto a los organizadores, el itinerario en su término, corteses, amables y deferentes en todo momento, al igual que la Guardia Civil de Tráfico y Protección Civil y toda esa legión anónima de voluntarios en la sombra, estoicos en sus misiones en los lugares más lejanos y abruptos, en los peligrosos cruces de carreteras olvidadas, sin los que esta carrera, copiada de la que corrí en Gales para llevarla a mi Camp de Túria, un sueño ahora real, no habría sido posible. Quiero decirlo alto y fuerte.
Fuente: Las Provincias (Toni Lastra)