EL ATLETISMO SE ESTÁ MURIENDO
Eso decía el miércoles Carl Lewis -ultimamente, fuente de inspiración para mis posts-, durante su visita al puerto de Valencia con motivo de la America’s Cup, en una entrevista que ayer publicaba El País. Y explicaba que cada vez hay menos mítines; que sigue habiendo grandes atletas pero que ni la federación internacional ni las nacionales están a la altura.
Y mira tú por donde, que a unos pocos kilómetros de allí, en Benidorm, entre cerveza y cerveza, un grupo de humildes atletas populares coincidíamos en esa misma afirmación. No le falta razón al americano; aunque a decir verdad su queja es solo la punta del iceberg. Y es que el atletismo, al menos el que a mi más me interesa y preocupa, el nuestro, el de quienes entrenamos porque correr nos hace sentir libres, competentes,... se está muriendo. La pista es muy desagradecida, exige mucho (muchisimo) y corresponde poco (poquisimo). Y si eso lo unimos a la escasa (nula) promoción que se hace de ella, pues el resultado es fácil de aventurar... Correr un 5000 a 3’10 el km y que te doblen a mitad carrera cuesta de digerir, exige llevar la madurez atlética a su máximo exponente.
La pista tiene los días contados –entre quienes corren por pura afición claro. Cuestión aparte es el atletismo de élite, donde hoy día te tropiezas con una piedra y te aparecen una legua de africanos que bajan de 13’30” en el 5000. El futuro del fondo (y del mediofondo probablemente también) está en la ruta, en las carreras populares. Por muchas razones, porque uno puede competir todos los fines de semana (incluso elegir entre varias pruebas), porque el crono no castiga tanto,... pero sobre todo, porque en las carreras populares uno está rodeado, en su mayoría, de gente “normal”, de gente que corre en proporcionalidad directa a lo que entrena –razón por la cual quienes entrenamos 6 días a la semana (cuando no más) solemos acabar bastante adelante.
Eso decía el miércoles Carl Lewis -ultimamente, fuente de inspiración para mis posts-, durante su visita al puerto de Valencia con motivo de la America’s Cup, en una entrevista que ayer publicaba El País. Y explicaba que cada vez hay menos mítines; que sigue habiendo grandes atletas pero que ni la federación internacional ni las nacionales están a la altura.
Y mira tú por donde, que a unos pocos kilómetros de allí, en Benidorm, entre cerveza y cerveza, un grupo de humildes atletas populares coincidíamos en esa misma afirmación. No le falta razón al americano; aunque a decir verdad su queja es solo la punta del iceberg. Y es que el atletismo, al menos el que a mi más me interesa y preocupa, el nuestro, el de quienes entrenamos porque correr nos hace sentir libres, competentes,... se está muriendo. La pista es muy desagradecida, exige mucho (muchisimo) y corresponde poco (poquisimo). Y si eso lo unimos a la escasa (nula) promoción que se hace de ella, pues el resultado es fácil de aventurar... Correr un 5000 a 3’10 el km y que te doblen a mitad carrera cuesta de digerir, exige llevar la madurez atlética a su máximo exponente.
La pista tiene los días contados –entre quienes corren por pura afición claro. Cuestión aparte es el atletismo de élite, donde hoy día te tropiezas con una piedra y te aparecen una legua de africanos que bajan de 13’30” en el 5000. El futuro del fondo (y del mediofondo probablemente también) está en la ruta, en las carreras populares. Por muchas razones, porque uno puede competir todos los fines de semana (incluso elegir entre varias pruebas), porque el crono no castiga tanto,... pero sobre todo, porque en las carreras populares uno está rodeado, en su mayoría, de gente “normal”, de gente que corre en proporcionalidad directa a lo que entrena –razón por la cual quienes entrenamos 6 días a la semana (cuando no más) solemos acabar bastante adelante.