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El último en confensar...
"Como un cambio de aceite"

Jorg Jaksche tenía 21 años entonces y era el participante más joven del Tour de 1998, el del caso Festina, pero no el más ingenuo. "Yo ya había empezado a tomar EPO en 1997. Fue en la Vuelta a Suiza, en junio. Stanga, mi director entonces, me dijo que me iba a enseñar cómo funciona el ciclismo. Fue mi curso intensivo. Esa misma noche, uno del equipo me inyectó EPO en mi habitación", cuenta el ciclista alemán en una entrevista que publicará mañana Der Spiegel. "Y en el Tour del 98, por miedo a los registros policiales, escondíamos las ampollas de EPO en el doble fondo de un aspirador que llevábamos en el autocar".

Gianluigi Stanga, actual director del equipo alemán Milram, le dio el primer curso acelerado de ciclismo moderno, y en sus siguientes equipos Jaksche, cuya mayor victoria es la París-Niza de 2004, continuó aprendiendo hasta alcanzar su doctorado en enero de 2005, cuando estaba en el Liberty Seguros, cuando su director, Manolo Saiz, le llevó a Canarias a conocer a Eufemiano Fuentes. "En el Telekom, la dirección del equipo lo sabía todo, era un sistema bien estructurado", explica en la entrevista. "Así, todos los días nos medíamos el hematocrito. Pero en el Tour del 99 no me dopé y no estuve competitivo. No había entendido el sistema y no había pedido a mi novia que me llevara medicamentos a Francia".
De 2001 a 2003, Jaksche pasó su primera época con el equipo de Saiz. "En el ONCE estuve en manos de los médicos", dice. "Les tendía el brazo y me dejaba acribillar. Es posible que me inyectaran el programa completo". Después de un interludio de un año en el CSC de Bjarne Riis -"Riis estaba dividido entre la visión de un ciclismo limpio y el convencimiento de que no hay manera sin dopaje"- Jaksche regresó en 2005 con Saiz. Se convirtió entonces en Bella -por el nombre de su perro- y en el número 20, los códigos con que identificaba Fuentes sus bolsas de sangre. "Pero Fuentes no es ningún carnicero español", precisa. "Tenía algo de genial, era un maestro del camuflaje. Es el típico tipo que se salta un semáforo en rojo para ver qué pasa".
Mientras Jan Ullrich ha negado siempre sus relaciones con Fuentes, e Ivan Basso ha admitido sólo guardar su sangre, pero no utilizarla, Jaksche lo reconoce todo. El primero de la Operación Puerto que lo hace. Con Fuentes, que guardaba su sangre en Madrid, Jaksche entró en el programa de autotransfusiones. "Para llenar una bolsa de sangre se necesitan 15 minutos, para reinfundirla, el doble. Es como un cambio de aceite", dice Jaksche, que pagaba 30.000 euros anuales. "Al principio no funcionaban bien, pero al final me rejuvenecía".
Jaksche, de 30 años, corre en el Tinkoff. Tras su confesión será sancionado. Ahora quiere colaborar con la UCI, la justicia y la AMA.


C.A. (elpais.com)